Kenshin, el guerrero samurái y la Restauración Meiji

Carátula de la OVA 1 Kenshin:
el guerrero samurái, verdad o
traición
Rurouni Kenshin: el guerrero samurái, es un comic manga de gran éxito en Japón que fue llevado a la gran pantalla en forma tanto de serie como de películas animadas (OVA). La trama se desarrolla en el Japón de la segunda mitad del siglo XIX, en los últimos años del gobierno Tokugawa y la Era Meiji. El protagonista de la historia es Kenshin Himura, una especie de samurái-asesino que en el pasado luchó para derrocar al shogun y restaurar el poder del emperador.
En la primera OVA se cuenta la historia de Kenshin, cómo llegó a convertirse en samurái, así como su participación en las brutales luchas que se produjeron entre los partidarios del emperador y el shogun. Se muestra a Kenshin como un guerrero temible, poseedor de una técnica de combate única e implacable. Después vendría la serie propiamente dicha, que se desarrolla una vez terminada la guerra civil y ya restablecida la dinastía imperial. En esta época, Kenshin, cansado de tanto derramamiento de sangre, jura no volver a matar, por lo que se dedica a vagar por Japón protegiendo a los más débiles y acabando con los conatos de resistencia al poder recién restaurado. La segunda OVA que pone punto y final a las aventuras del samurái, nos muestra a un Kenshin cansado y enfermo, arrepentido por su pasado de violencia y muerte que vaga por Japón en busca de redención. A continuación, procedo a contextualizar históricamente esta magnífica saga, ideal para comprender la historia de Japón de este período.
Kenshin Himura
Durante aproximadamente 250 años, Japón vivió bajo un estricto sistema feudal y aislado del resto del mundo, en lo que se conoce como Era Tokugawa o Dinastía Edo, por tener la capital en dicha ciudad. Aunque había un emperador, el poder lo ejercía un líder militar denominado shogun. A este régimen se lo conocía con el nombre de Bakufu o Shogunato.
En 1853 se produce la “llegada de los Barcos Negros”, nombre que alude al arribo de la flota estadounidense al mando del Comodoro M. Perry que buscaba tratados comerciales con Japón. Al no poder hacer frente a tal amenaza, el Shogunato se vio obligado a abrir sus puertas al influjo extranjero y a la consecuente modernización del país. Esto dejó en evidencia la debilidad de Japón, inmerso todavía en la época feudal y con un marcado sistema clasista en el que las clases medias eran los denominados samurái.
Samuráis de Satsuma en la Guerra Boshin
Ante este incidente, las provincias de Choshu y Satsuma se revelaron, dando lugar a la Restauración Meiji. Los samurái Toshimichi Okubo y Takamori Saigo (ambos de Satsuma) se unieron a Kogoro Katsura (de Choshu) para liderar a los Ishin Shishi (junto a los que lucha Kenshin), una facción que luchaba por la restauración del poder del emperador y destituir al Shogun, expulsar a los extranjeros y la apertura del país para su modernización desde dentro, sin presiones exteriores. Para contrarrestar las fuerzas de los Ishin Shishi, el Shogunato creó el Shinsengumi, una especie de guardia armada cuyo objetivo era mantener la paz en Kioto, capital de Japón y punto clave de la guerra civil que estaba a punto de estallar.
Miembros del Shinsengumi
En 1858 se firmaron cinco tratados comerciales, permitiendo la apertura de varios puertos. Sin embargo, esto provocó una creciente rivalidad entre los extranjeros y los samuráis, que se agudizó cuando empezaron a asesinarse mutuamente. Entre el ataque a la Delegación Británica en Edo en 1861 y el incidente de Nanamugi en 1862, las potencias occidentales decidieron llevar a cabo una intervención militar contra los samuráis. En marzo de 1863, el emperador Komei emitió la orden de expulsión de los extranjeros, iniciándose así ataques contra éstos.
Dado que el shogunato era incapaz de controlar estos incidentes, las potencias occidentales (Estados Unidos, Reino Unido, Francia y Holanda) tomaron la iniciativa con represalias contra el incipiente movimiento pro-imperial. En julio de 1863 tuvo lugar la batalla de Shimonoseki en la que Estados Unidos derrotó al dominio de Chosu. En agosto, Reino Unido bombardeó Kagoshima y derrotó a Satsuma.
Shogun Yosunobu Tokugawa
Hacia finales de 1864, el Shogunato –apoyado por las potencias, a las que interesaba un Japón débil- logró neutralizar el movimiento antiextranjero, y facciones nacionalistas como el Ishin Shishi fueron brutalmente reprimidas. Así, el emperador Komei cedió y aceptó los tratados comerciales con Estados Unidos. No obstante, Japón se vio obligado a pagar indemnizaciones de guerra a las potencias, firmar nuevos tratados, abrir más puertos y conceder más privilegios a las potencias extranjeras. Esta situación demostró que era necesario un gobierno japonés fuerte.
Mientras tanto, Chosu mantuvo una posición beligerante contra el Shogunato, por lo que en junio de 1866 el gobierno envió una expedición punitiva que terminó en fracaso debido a que el dominio de Chosu había modernizado su ejército. Tras la muerte prematura del shogun Iemochi a finales de ese año, Yoshinobu Tokugawa accede al poder como nuevo shogun. En enero de 1867 falleció el emperador Komei, siendo sucedido por el príncipe Mutsuhito. Yoshinobu trató de mantener unas relaciones cordiales con el nuevo emperador; sin embargo, el descontento de los sectores opuestos al Shogunato era cada vez más fuerte, y en noviembre de 1867, el emperador ordenó a los líderes de Chosu y Satsuma eliminar al shogun. No obstante, el propio Yoshinobu decidió voluntariamente entregar el poder al emperador.
El emperador Mutsuhito en audiencia
En enero de 1868, Satsuma y Chosu tomaron el control del palacio imperial de Kioto y al día siguiente hicieron que el Emperador Meiji, de tan sólo 15 años, declarara la restauración del poder absoluto, poniendo así fin al régimen Tokugawa y al gobierno de los shogun que se había mantenido durante 700 años. Sin embargo, pronto comenzó una revuelta en contra del nuevo régimen establecido, con el apoyo de los samuráis que permanecían fieles al Shogun. La denominada como Guerra Boshin duró hasta mayo de 1869, cuando el moderno ejército imperial (que había adoptado las armas de fuego) derrotó a los samuráis, aún equipados con armaduras y espadas.
Con el final de la guerra, el gobierno imperial obtuvo el control de todo Japón y se abolieron los privilegios de la clase samurái, por lo que los nacionalistas, que en un principio habían apoyado la figura del emperador, se sintieron traicionados. El nuevo gobierno aseguró a las potencias extranjeras que los tratados firmados durante el shogunato serían acatados conforme a las leyes internacionales, la capital fue trasladada de Kioto a Edo, la cual fue renombrada como Tokio, se abolió el sistema de feudos... A pesar de las protestas, el gobierno continuó con la radical modernización del país: se tendieron cables telegráficos en las principales ciudades, vías de ferrocarril, astilleros, fábricas de municiones, plantas textiles... Igualmente, se hicieron grandes esfuerzos por modernizar el ejército para dotar a Japón de una fuerza capaz de competir con las potencias mundiales, tomando como modelo el ejército prusiano. Se estudiaron las tácticas bélicas modernas, se contrataron consejeros de otros países, se enviaron cadetes a países europeos y a Estados Unidos, se estableció un ejército permanente y el servicio militar obligatorio.
Samuráis de Satsuma luchando contra soldados imperiales en la Rebelión de Satsuma
Sin embargo, parte del pueblo, apegado a sus tradiciones, pensaba que estas reformas se estaban realizando muy rápido, además de que la corrupción política iba en aumento. Dicha “occidentalización” significaba a su vez la abolición de los privilegios de la clase samurái, y de la asimilación a la cultura occidental (vestimenta, administración...) en detrimento de la cultura tradicional japonesa. Todos estos factores desembocaron en la Rebelión de Satsuma (inspiración de la película El último Samurái), en la que el sector tradicional y lo que quedaba de los samuráis se enfrentaron a las medidas tomadas por el gobierno central, medidas que, según ellos, atacaban la forma de vida y las costumbres milenarias de Japón.

Batalla de Shiroyama, durante la Rebelión de Satsuma
Para finalizar este artículo, solo resta añadir que, salvando las distancias y recelos que pueda causar el carácter épico del manga al ocioso lector, la saga de Kenshin: el guerrero samurái es una gran herramienta para el estudio ya no sólo de la historia de Japón, sino también para el conocimiento de la cultura, el modo de vida y el pensamiento de este pueblo milenario. 

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El Diluvio Universal: la historia detrás del mito bíblico

Nazismo, II Guerra Mundial y Heavy Metal

La Revolución Cultural de Mao