La masacre de Katyn

Se ha hablado mucho de la memoria histórica en estos últimos tiempos. Asesinatos ocurridos en otro tiempo que fueron ocultados por quienes los cometieron. La necesidad de recuperar los restos de aquéllos familiares que murieron para darles digna sepultura. Pero sobre todo, se exige justicia, alguien debe pagar por el daño causado antaño. Los totalitarismos del siglo XX se disputan el honor de quién realizó las mayores atrocidades. Nazismo y fascismo fueron derrotados y castigados pero, ¿qué pasó en esa lejana Europa del Este controlada por la mano de hierro del camarada Stalin? ¿Acaso el comunismo no produjo víctimas?
Desde Adarga Antigua, miramos al pasado para extraer de las cenizas de la historia los crímenes perpetrados por aquéllos que se decían defensores de la libertad, la igualdad y la justicia.


En 1943, las tropas alemanas que ocupaban la zona descubrieron una fosa común próxima a la ciudad de Smolensk que contenía más de 4.000 cadáveres, todos ellos con claras muestras de haber sido ejecutados. Inmediatamente, las autoridades nazis culparon  a Stalin de lo sucedido. Los soviéticos culparon a los alemanes y los aliados no tuvieron más remedio que creer tal acusación para perjuicio del pueblo polaco. Con la caída de la URSS décadas después, la verdad salió a la luz.

En septiembre de 1939, el ejército alemán invadió Polonia aplastando al anticuado ejército polaco con la moderna táctica de Blitzkrieg. A mediados de ese mes, se firma el Pacto Molotov-Ribbentrop (alianza entre Alemania y la URSS), y el Ejército Rojo invade Polonia por el este. De esta forma, la población civil y el ejército polaco se vieron rodeados y sin posibilidades de escapatoria.
El 19 de septiembre, el Comisario de Seguridad del Estado soviético,  siguiendo órdenes de Stalin, llamó al Consejo del NKVD (policía secreta soviética) y ordenó establecer campos de concentración para prisioneros polacos. Las órdenes consistían en apresar a los militares polacos y llevarlos a los campos; una vez que se les tomaba el nombre y lugar de residencia, se procedía a arrestar a sus familias en sus propias casas y llevarlos a los campos donde eran asesinados.
Entre el 3 de abril y el 19 de mayo de 1940, alrededor de 22.000 prisioneros de guerra y civiles polacos fueron asesinados. Cerca de 6.000 prisioneros de guerra en el campo de Ostáshkov, unos 4.000 en el campo de Starobielsk, 4.500 en el bosque de Katyn (cerca de Smolensk) y 7.000 prisioneros en el oeste de Bielorrusia y Ucrania.
Las ejecuciones eran metódicas. Después de revisar la información personal del condenado, éste era esposado y llevado a una celda aislada. Tras ser metido en la celda, se le disparaba inmediatamente a la nuca. Su cuerpo era sacado por una puerta trasera y depositado en vagones. Los sonidos de las ejecuciones eran enmascarados con máquinas que hacían mucho ruido a fin de que los reos que esperaban fuera no supieran lo que estaba pasando hasta que les llegara su turno. El procedimiento se desarrollaba por la noche, excepto en la festividad del 1 de mayo.
En el caso de Katyn, los soviéticos sacaban a los prisioneros de los camiones, les ataban las manos y eran conducidos a las fosas donde se les disparaba en la cabeza o la nuca. Los cuerpos fueron enterrados en pilas que fueron cubiertas con una capa de 3 metros de tierra. Entre los muertos se encontraban oficiales, almirantes, generales y capellanes del ejército polaco.
Después de desenterrar todos los cadáveres y hacerles la autopsia, se determinó que eran los cadáveres de prisioneros procedentes de campos de concentración soviéticos y que habían sido declarados desaparecidos.  Las autoridades polacas que participaron en las investigaciones, confirmaron que había suficientes evidencias que determinaban que los soviéticos fueron quienes cometieron el asesinato de militares y civiles.
Los polacos exiliados en Londres recibieron la ratificación del hallazgo y de las cifras.  El Primer Ministro polaco se reunió con Churchill y le manifestó que las evidencias encontradas indicaban de forma irrefutable a los aliados soviéticos como los culpables del crimen en masa. Churchill intentó evitar una confrontación entre los aliados, manifestándole al Primer Ministro que mejor era olvidar el asunto, en vista que nada devolvería la vida a los oficiales asesinados.  Por su lado, el Ministro de Asuntos Exteriores Anthony Eden informó al gobierno británico que hizo lo posible para culpar a los alemanes, quienes habrían hecho todo un montaje por enemistar a los aliados.
Los polacos pidieron una investigación por un equipo internacional, mientras el Kremlin acusaba a los servicios de propaganda alemanes y al gobierno polaco en el exilio.  Casualmente, en esos días el Primer Ministro polaco Sikorski murió en un accidente de avión en Gibraltar, desapareciendo así el hombre que incansablemente se esforzaba por conseguir que se abriera una investigación y se castigara a los culpables.
Dentro de las evidencias encontradas, se hallaron uniformes con sus insignias e identificaciones, condecoraciones, objetos personales, diarios, cartas, periódicos, fotografías...  En el lugar se encontraron casquillos y de los cadáveres fueron extraídas las balas, que resultaron ser de fabricación alemana. Goebbels escribió en su diario, que lamentablemente se habían encontrado balas procedentes de la fábrica Genschow de Karlsruhe-Durlach y él mismo se preguntó si las balas fueron usadas por los soviéticos para involucrar a Alemania o si fueron parte de las ventas de armamento a los países bálticos en cumplimiento del acuerdo de Rapallo. Posteriores investigaciones confirmaron que se trataba de las municiones vendidas a los soviéticos y que formaban parte del parque regular del Ejército Rojo.
Durante los juicios de Nüremberg se intentó bajo presión soviética y la indiferencia británica, de acusar a los "culpables" alemanes del crimen en masa de Katyn. El informe soviético sobre Katyn, acusando a los alemanes de la matanza de 11.000 militares y civiles polacos fue aceptado por los vencedores como prueba auténtica e indiscutible, el 8 de agosto de 1945.
En 1989, tras el colapso de la Unión Soviética, el Premier Gorbachov admitió que la NKVD había ejecutado a los polacos y confirmaba la existencia de otros dos lugares más de ejecución similares, donde siguiendo las órdenes de Stalin, en marzo de 1940, la NKVD había dado muerte a 25.700 polacos, incluyendo los encontrados en Katyn.
En mayo de 1992, en un bosque cerca de Kharkov, investigadores privados rusos descubrieron una fosa común con 3.900 cuerpos de oficiales polacos procedentes del campo de Starobielsk en Ukrania.  En junio de ese año, autoridades rusas descubrieron 30 fosas comunes en Miednoje, a 100 millas al noroeste de Moscú.  Contenían los restantes cuerpos de 6.000 prisioneros polacos del campo de la isla Ostashkov en el Lago Seliguer.
El 13 de abril de 1990, Boris Yeltsin admitió la responsabilidad de la Unión Soviética en el crimen de Katyn y el 14 de octubre de 1992, envió al presidente polaco Lech Walesa los archivos secretos del caso, donde figuraban las órdenes de ejecución de los prisioneros polacos y la firma de Stalin.

Para saber más:
- ABARINOV, V: The Murderers of Katyn: A Russian Journalist Investigates the 1940 Massacre of 15.000 Polish Officers in Soviet Captivity. Hippocrene. New York. 1993.
- CZAPSKI, J: En tierra inhumana. Acantilado. Barcelona. 2009.
- SANDFORD, G: Katyn and the Soviet Massacre of 1940: Truth, Justice and Memory. Routledge. Nueva York. 2005.
- Película Katyn, de Andrzej Wajda (2007).

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