Educación, progreso y libertad: las Misiones Pedagógicas
Educación, siempre tan
nombrada y siempre tan manipulada. Desde hace años, vemos cómo cada nuevo
gobierno establece su propia ley de educación atendiendo a su ideología, pero
sin tener en cuenta las verdaderas necesidades educativas de los españoles. LODE,
LOGSE, LOCE, LOE y ahora LOMCE. Leyes progresistas y conservadoras se suceden según
ascienden y caen los diferentes partidos del gobierno de turno. En mis palabras
creo recoger la opinión de muchos españoles si digo que necesitamos de una vez
por todas una Educación para todos. Desde Adarga Antigua, nos remontamos a la Institución
Libre de Enseñanza, órgano creado con el fin de ofrecer una educación digna y
moderna al conjunto del pueblo español.
La ILE fue fundada en
1876 por un grupo de catedráticos entre los que destacaron Francisco Giner de
los Ríos, Gumersindo de Azcarate o Nicolás Salmerón. Separados de la
Universidad Central de Madrid por defender la libertad de cátedra y negarse a
ajustar sus enseñanzas a cualquier dogma oficial en cuestión religiosa,
política o moral, tuvieron que proseguir su labor educativa al margen del
Estado creando un establecimiento educativo laico, que empezó en primer lugar
por la enseñanza universitaria y después se extendió a la educación primaria y
secundaria.
Se trataba de un modelo
de educación innovador para la España de la época: en las clases había alumnos
de todas las edades, los profesores motivaban la curiosidad de los estudiantes
constantemente, les hacían responsabilizarse de su propio trabajo y valoraban
la educación física como algo necesario tanto para el cuerpo como para la
mente. Creían a su vez, que los niños y niñas podían ser compañeros en la misma
clase. También daban clases en el campo para estudiar y apreciar la naturaleza.
Colaboraron en la
creación de la Residencia de Estudiantes en 1910, donde vivieron y estudiaron
grandes figuras de la cultura española como el cineasta Luis Buñuel, el pintor
Salvador Dalí, o poetas como Federico García Lorca y Pedro Salinas. Estos
centros se convirtieron en punto de atracción de figuras como Rafael Alberti,
Miguel de Unamuno o Manuel de Falla, que compartieron su arte y sus ideas con
los alumnos. A su vez, en estas residencias tuvieron lugar conferencias de
eminencias en los distintos campos científicos como Madame Curie, John M.
Keynes y Albert Einstein.
Otro de los ideales de
la ILE fue llevar la cultura a la gente del campo, que vivía sumida en la
ignorancia. No fue hasta la proclamación de la II República, cuando se
realizaron las denominadas “Misiones pedagógicas”, que pretendían llevar la
cultura a todos los rincones de la geografía española, apoyar a los maestros de
las escuelas y enseñar a la gente sus libertades y derechos como ciudadanos.
Estas misiones llevaron a los pueblos más de cinco mil bibliotecas en una
campaña sin precedentes por fomentar la lectura de los niños y niñas de todas
las edades. Con los libros, también se llevaron copias de las obras pictóricas más importantes del arte español con función
pedagógica, así como el cinematógrafo, que fue la gran sensación entre el
pueblo.
En los años 30’, la
mayor parte de la población vivía en el campo, y un 35% de la población era
analfabeta. Además, había una fuerte desigualdad entre la ciudad, que
disfrutaba de las comodidades y entretenimientos propios del siglo XX, y el
mundo rural que estaba muy atrasado. El gobierno de la República quiso
equiparar esta situación, alfabetizando el mundo rural para alcanzar el estado
de modernidad del que gozaban otros países de Europa. Por ello, el gobierno
creó las Misiones Pedagógicas, el envío de maestros que iban de pueblo en
pueblo para extender la cultura, la educación y el entretenimiento entre las
gentes del campo, tal y como se ha comentado en el apartado anterior. Muchas
personalidades destacadas de la cultura colaboraron con estas misiones, como
Federico García Lorca, Antonio Machado, Pedro Salinas, Luis Cernuda o María
Zambrano.
Las misiones no tenían
una duración fija, pues podían oscilar entre uno y quince días, dependiendo de
las actividades programadas en cada lugar y del itinerario pendiente. El equipo
misionero, encargado de llevar a cabo las actividades, disponía de proyectores,
gramófonos y escenarios de rápido montaje. Así, se realizaban proyecciones de
películas educativas o de entretenimiento, representaciones teatrales, musicales,
conferencias y charlas sobre temas profesionales, sanitarios y de educación
cívica. Como ya se ha comentado anteriormente, a algunos pueblos también se
llevaban copias de cuadros o diapositivas y láminas en color para que la gente
conociera las obras más importantes del arte español.
Una vez terminada la
visita, se entregaba al maestro del pueblo una pequeña biblioteca para instalar
en la escuela y, en ocasiones, un gramófono con un lote de discos. Estas
modestas bibliotecas estaban dirigidas al conjunto
de la población para despertar su afición por la lectura y elevar su nivel
cultural y era el único servicio que permanecía una vez que la misión marchaba
a otro lugar.
No
obstante, estas misiones no fueron bien acogidas por los caciques locales y
parte del clero. Se mostraban reacios a que a un campesino se le dejara una
obra de Lope de Vega o poemas de Antonio Machado porque consideraban que cuando
empezaran a leer y tuvieran cierto bagaje cultural, terminarían leyendo libros
revolucionarios. Esta política también despertó recelos entre los políticos más
conservadores, que consideraban que las misiones fomentaban una conciencia
cívica que abría las mentes de la gente a valores democráticos, contrarios a
sus intereses; pero también algunos políticos de izquierdas se quejaron de que
estas misiones no eran útiles, ya que la gente seguía sumida en la pobreza.
Lo
cierto es que las misiones fueron una apertura para la gente del mundo rural a
la cultura. Los maestros no sólo iban a divertir a los campesinos y hacerles la
vida más llevadera, también les enseñaron un mundo de cultura, de pensamiento y
valores que enriqueciera su pensamiento y sus vidas.
Para saber más:
-
LLOPIS, R: Hacia una escuela más humana, Universidad de Castilla-La
Mancha, Cuenca, 2007.
-
LLOPIS, R: La Revolución en la Escuela. Dos años en la Dirección General de
Primera Enseñanza, Biblioteca Nueva, Madrid, 2005.
-
PÉREZ GALÁN, M: La enseñanza en la Segunda República española, Cuadernos
para el Diálogo, Madrid, 1989.
-
MORENO SECO, M: La política religiosa y la educación laica en la Segunda
República, En Pasado y Memoria. Revista de Historia Contemporánea,
2, 2009. pp.5-67.
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