1789: Revolución Francesa
"Eran
los mejores tiempos, era los peores tiempos, la edad de la sabiduría, el ciclo
de la estupidez, la fase de la creencia, la etapa de la incredulidad, la
estación de la Luz, la hora de las Sombras, era la primavera de la
esperanza, el invierno de la desesperación, lo teníamos todo por delante, nada
había frente a nosotros..."
Así
comienza Historia de dos ciudades, de
Charles Dickens, novela ambientada en la Revolución Francesa.
Hoy,
14 de julio, Francia celebra su día nacional en el que rememora ese 14 de julio
de 1789, día en que el pueblo de París se lanzó a las calles para conquistar
mayores derechos y libertades, dando inicio así a la Revolución que cambió el
mundo y abrió las puertas a la Edad Contemporánea. Desde Adarga Antigua
queremos recordar ese día.
Semanas
antes, los Estados Generales se habían reunido y el Tercer Estado se había
autoproclamado Asamblea Nacional y
único depositario de la voluntad de la nación. El rey ya no era el propietario
de la nación, sino que ésta era de todos. Surgían así los conceptos de nación y
patria en detrimento del “reino”.
En
años venideros, la revolución se asentaría sobre la sangre de inocentes y de
los enemigos de la revolución. Pero en 1789 los ecos del pueblo francés se
oyeron por toda Europa, haciendo temblar los pilares del Antiguo Régimen.
Liberté, Egalité, Fraternité ou la Mort
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